Dentro del ecosistema criptográfico, se conocen como “ballenas” a los mayores inversores de monedas digitales. El término se utiliza como una metáfora para describir a un individuo u organización que posee grandes cantidades de una criptomoneda particular. Por ejemplo, se llama ‘Ballena de Bitcoin’ a un usuario o entidad, usualmente también a una dirección de billetera, que almacena miles de bitcoins.
Si bien no existe una definición formal para este término, diversos entusiastas de la comunidad criptográfica han acordado algunas de sus características. Por ejemplo, muchos definen a las ballenas de Bitcoin como aquellas entidades que atesoran un mínimo de BTC 1.000.
Pero también se puede definir a una ballena como una persona que tiene suficientes monedas para causar un impacto significativo en los precios del mercado, ya sea comprando o vendiendo sumas millonarias de un criptoactivo.
Similar a las enormes y majestuosas criaturas marinas, los movimientos de las ballenas de criptomonedas tienen la capacidad de provocar importantes repercusiones dentro del espacio criptográfico. Comparar el mercado criptográfico con un gran océano parece apropiado: existen peces pequeños y peces gordos; y sin duda las ballenas vienen a representar a las especies marinas más grandes de este ecosistema.
¿Quiénes son las ballenas?
Debido a la naturaleza de las criptomonedas y su tecnología subyacente, caracterizadas por el anonimato de las direcciones de billeteras y sus transacciones, es difícil conocer a quién pertenecen las direcciones o quienes son las entidades que guardan las mayores cantidades de Bitcoin. Sin embargo, los informes provistos por analistas y expertos permiten especular sobre quién podría calificar para este grupo de peces grandes.
Los principales intercambios criptográficos del mundo califican como uno de los grupos que acumula mayores reservas de activos criptográficos como Bitcoin, y por lo tanto pueden considerarse ballenas.
Asimismo, ejemplos de ballenas también pueden incluir grupos de inversión como Pantera Capital, Fortress Investment Group y Falcon Global Capital. Estos fondos generalmente administran cifras millonarias de bitcoins u otras criptomonedas, que colocan de forma estratégica y secreta a través de los intercambios mediante acuerdos especiales, fuera de la vista del comercio minorista regular.
Por fuera
Aquí entra una de las características quizás más polémicas sobre las ballenas. Para diversos expertos, en la práctica, la mayoría de estos grandes peces inversores se caracterizan por operar por fuera de los mercados de criptomonedas convencionales, ya que sus grandes compras podrían abrumar el volumen disponible en los libros de pedidos. En cambio, compran y venden monedas de los libros de intercambio, en lo que se conoce como comercio extrabursátil (OTC).
Por otro lado, hay quienes han especulado que existen inversores individuales, conocidos popularmente en el ecosistema cripto, que también pueden considerarse grandes ballenas de Bitcoin. Por ejemplo, Satoshi Nakamoto, quien fue el primero en minar y poseer este activo, se estima que tiene cerca de 1 millón de bitcoins (poco menos del 5% del suministro total). Otros inversores célebres que podrían recibir el título de ballenas son los gemelos Winklevoss, quienes en 2013 afirmaron tener el 1% de todo el suministro circulante de Bitcoin y quienes podrían actualmente acumular más que eso.
Los movimientos de ballena influyen el mercado
Al poder administrar grandes masas de capital en monedas digitales, estas personas o instituciones tienen la capacidad de mover el mercado a voluntad; y aquí es donde entra la metáfora de los gigantes animales marinos. Cuando los mercados son altamente volátiles, las conocidas ballenas generalmente se consideran la fuente detrás de la volatilidad del mercado.
La analogía con el tamaño de la ballena, el animal más grande del océano, es la explicación del uso de esta expresión en tales eventos. Por lo tanto, una ballena es un actor del mercado que comercia con mucho más dinero que el inversor promedio y, por lo tanto, puede provocar movimientos en el precio de las criptomonedas.
También con frecuencia son las responsables de las tendencias de compra o venta dentro del ecosistema. Por ejemplo, el que múltiples grandes inversores empiecen a guardar sus bitcoins por períodos de tiempo prolongados, sugiere gran optimismo para la criptomoneda y se especula una subida en su precio. Asimismo, también ocurre lo contrario en la situación opuesta. Cuando las ballenas venden masivamente un activo, otros inversores menores suelen seguir la tendencia, y consecuentemente puede provocar una caída en el precio de la moneda.
En 2020
A principios de 2020, las operaciones de venta Bitcoin en posiciones largas liquidadas por una suma cercana a los USD $ 108 millones, provocaron una caída de 6% en el precio de la principal criptomoneda en un lapso menor a los 5 minutos. Como reportó en ese momento DiarioBitcoin, el súbito cambio en el precio de la moneda fue resultado de la venta realizada por las ballenas, quienes liquidaron una parte de sus tenencias en el intercambio Binance.
Más recientemente, dos de los más importantes exchanges cripto a nivel internacional, BitMEX y Gemini, fueron objeto de acusaciones por manipulación del mercado después de que la noche del 12 de marzo suspendieran sus operaciones por un breve espacio de tiempo, hechos que coincidieron con la fuerte volatilidad vista en el precio de Bitcoin.
Las ballenas también son “hodlers”
El surgimiento y la popularización de Bitcoin ha provocado la aparición de toda una curiosa terminología específica para este mundo. Las ballenas de criptomonedas también pueden asociarse con otra expresión típica de la jerga criptográfica: HODL.
Acrónimo de “hold”, un verbo en inglés que se puede traducir como sujetar, mantener o aguantar, el término “HODL” -propio del ecosistema- hace referencia, específicamente, a la decisión de adquirir un criptoactivo y mantenerlo a lo largo del tiempo. En este sentido, muchos grupos de ballenas también son “hodlers”, personas o entidades que mantienen una criptomoneda con la esperanza de que multiplique su valor con el paso del tiempo.
En general, la acumulación de un activo por parte de grandes inversores es indicativo de un escenario alcista para el valor de esa moneda en un futuro próximo.