Al contrario que los activos tangibles (un coche o una casa por ejemplo), los activos financieros no suelen tener un valor físico. El comprador de un activo financiero posee un derecho (un activo) y el vendedor una obligación (un pasivo).
Los activos financieros pueden ser emitidos por cualquier unidad económica (empresa, Gobierno, etc).
Un activo financiero obtiene su valor de ese derecho contractual. Gracias a estos instrumentos las entidades que poseen deuda se pueden financiar y, a su vez, las personas que quieren invertir sus ahorros consiguen una rentabilidad invirtiendo en esa deuda.
Los activos financieros se representan mediante títulos físicos o anotaciones contables (por ejemplo, una cuenta en el banco).
Para poder invertir en este tipo de activos no es necesario ser economista o trabajar en una empresa relacionada con la gestión de capitales. En los activos financieros puede invertir cualquier persona que sepa dónde se encuentran las oportunidades.
Emisión y negociación de un activo financiero
Dado que se trata de un título, un activo financiero pasa por tres etapas. La primera de ellas es su emisión. Es decir, el título no existe y se crea. La segunda etapa, es la negociación en los mercados financieros. Por último, en la tercera etapa, el título desaparece.
No todos los activos tienen que pasar por las tres etapas, pero en algunos casos sí puede ser así. En cualquier caso, las dos etapas sí son comunes a todos los activos financieros. Desde otra perspectiva, podemos distinguir dos tipos de mercado según la etapa por la que pasa el activo financiero:
- Mercado primario: Es aquel mercado en el que se negocian por primera vez los títulos de nueva emisión.
- Mercado secundario: Se trata del mercado en el que se intercambian los títulos.
Un activo financiero se emite, es adquirido por un inversor y, a partir de ese momento, pasa a negociarse en el mercado secundario. Cómo hemos indicado anteriormente, podría ocurrir que el activo financiero pase por una tercera etapa, su desaparición o extinción. Por ejemplo, una letra del tesoro a 1 año:
La letra del tesoro es emitida y alguien la adquiere. A partir de ese momento, si el inversor que le adquirió en su emisión, quisiera venderla, tendría que hacerlo al precio que dicta el mercado secundario. Por último, pasado ese año, el Estado que emitió esa letra, devuelve el dinero al inversor que tenga el título en su poder. En ese momento, el título en particular, desaparece.
Las características de los activos financieros
Los activos financieros tienen tres características fundamentales; liquidez, rentabilidad y riesgo. Cada una de ellas puede variar según el tipo de activo financiero. Además, existe una fuerte relación entre rentabilidad, riesgo y liquidez. Según la magnitud de una afectará a la otras. Por ejemplo, un activo financiero menos líquido tendrá más riesgo y por tanto exigirá una mayor rentabilidad.
- Rentabilidad: Cuanto más interés aporta el activo mayor es su rentabilidad.
- Riesgo: Probabilidad de que el emisor no cumpla sus compromisos. Cuanto mayor sea el riesgo, mayor será la rentabilidad.
- Liquidez: Capacidad de convertir el activo en dinero sin sufrir pérdidas.
Las monedas y billetes, por ejemplo, son títulos de deuda emitidos por el banco central del país (Banco Central Europeo en el caso del euro). Los activos financieros se representan cada vez más por anotaciones contables en vez de en títulos. Un ejemplo de ello podrían ser las cuentas bancarias.
En este sentido, se está reduciendo el riesgo de solvencia de los bancos y por tanto están pasando a ser activos más líquidos, provocando que la gente pague más con tarjetas bancarias en vez de con monedas o billetes. Esto provoca que los bancos tengan cada vez más masa monetaria en sus manos y por tanto, más poder.
La deuda pública, las acciones y los derivados financieros también se representan mediante anotaciones contables, aunque antiguamente se representaban mediante títulos. En los últimos años, prácticamente los únicos activos que se representan mediante títulos son el dinero efectivo y algunos pagarés de empresa.
FUENTE: ECONOMIPEDIA